jueves, 26 de enero de 2012

Capitulo 43

Cuenta Pau..


Ibamos caminando de la mano por la costanera. Mimandonos todo el tiempo. Desde el almuerzo no hablabamos. Creo que no hacían falta las palabras. 
Toda mi vida fui insegura, de mi, de mis relaciones. Pero al parecer esta vez estaba muy equivocada. Pedro me quería de verdad. 


Pedro: ¿Vamos a mi casa?


Yo solo asentí y le di un beso en la mejilla. Me sentía tan bien cuando estaba con él.  Al llegar a su casa me senté en el sillón mientras el preparaba café para ambos. Noté que había un albúm de fotos en la mesita . Intenté que mi curiosidad no me ganara, pero lo hizo. Tomé el albúm y comencé a ver las fotos. Habían fotos de Pedro de chiquito, de adolescente, de más grande. Fotos jugando con Juana, con su familia. Fui a dar vuelta la última página cuando sentí que Pedro se sentaba al lado mio y me miraba con ternura. Bajé mi mirada nuevamente al albúm que se encontraba apoyado sobre mis piernas. Las lágrimas corrían por mis mejillas, terminando su curso en la sonrisa dibujada en mis labios. No podía dejar de mirar ese corazón que había al final del albúm. Como con 5 palabras me había cambiado el día.  Pau.. ¿Querés ser mi novia? 


Pedro: Me cuesta muchisimo. Soy muy timido en esto-dijo esperando una respuesta de mi parte ya que yo seguía con el corazón de papel en mis manos. Contemplandolo. 


Paula: Obvio que quiero Pedro-dije mientras me abalanzaba sobre el abrazandolo y besando como nunca.


Estabamos acostados en el sillon. Pedro arriba mio. Las últimas palabras que habíamos pronunciado habían sido hace mas de 15 minutos. No parabamos de besarnos. De demostrarnos lo que sentíamos. La situación se nos estaba yendo de las manos a ambos pero no sabía como pararlo. Temía que se enojara y pensara cosas que no eran. Estaba dispuesta a dejarme llevar de ahora en más. En no pensar tanto. 


Pedro: ¿Calentamos el café?- dijo dando un último pico. ¿Acaso me leía la mente? 


Paula: Si mi amor-contesté con una sonrisa y unos segundos después el repitió la misma acción. 


Estabamos en la cocina esperando los cafes y otra vez comenzó a besarme. Fuimos caminando hacia atrás hasta chocar contra la mesada donde me apoyó y continuó con sus besos. Cada vez se hacían más intensos y Pedro humedecía cada centimetro de mi cuello con sus labios. Sentí las manos de Pedro bajar por mi espalda hasta el borde de mi remera intentando levantarla.


Paula: Para gordo-dije separandome de el.





No hay comentarios:

Publicar un comentario